DESOCUPACIÓN
COMO FORMA DE EXCLUSIÓN SOCIAL
EL
DESOCUPADO COMO DESAPARECIDO SOCIAL
Parte
TRES
Por
Juan Carlos Cena * especial para Latitud Periódico
5
de octubre del 2016
La
cifras actualizadas por el actual INDEC, reflejan que 1 de cada
3 argentinos o bien residentes en nuestro país es POBRE,
y que casi un 8 por ciento es INDIGENTE.
Esta
realidad está en consonancia con lo analizado, corroborado
y publicado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA
- Universidad Católica Argentina.
Los
12 años transcurridos en la Argentina no fueron de mieses
y políticas que terminaran con la pobreza en nuestro
país, por el contrario fueron el caldo de cultivo para
que una dirigencia política oficialista en estos años
pasados se embolsaran todo... se robaran todo y corrompieran
todo... no fue casual, fue causal... fue la política
de Estado de los K...
La
responsabilidad del actual gobierno deberá ser revertir
esta problemática a la cual han sumado pobres... será
parte de los desafíos de una Sociedad que ha mirado demasiado
de soslayo... porque le ha interesado lo particular e individual...
pero en nuestro país más de 2.300 niños
han muerto de hambre en el pasado 2015. La pobreza entre la
niñez y adolescencia supera el 40 por ciento...
Este
trabajo fue publicado en el portal VILLA CRESPO DIGITAL el 30
de noviembre del 2003.
El trabajo de Cena fue presentado por primera vez en la Cátedra
Libre de Derechos Humanos de Filosofía y Letras en 1997.
Un trabajo que retrata el doloroso camino del desocupado, sus
causas y las aberrantes consecuencias, que se pueden retratar
en la actualidad.
Aquí
en dos partes EL DESAPARECIDO SOCIAL... UN SER HUMANO QUE NO
ESTÁ EN LAS ESTADÍSTICAS, para trabajar, estudiar
y crecer... si para las parafernalias movilizaciones que vivaran
cadenas nacionales repletas de mentiras y falacias.
Seres
humanos sin futuro y sin progreso...
VARIABLES DEL SISTEMA: DESOCUPACIÓN Y SALARIO
– EL SALARIO ES LO QUE PAGAN POR NUESTRA FUERZA DE TRABAJO
La
desocupación tiene otra cara, poco descripta por los
investigadores. Está oculta, subterránea, que
va más allá de los porcentajes. El impacto de
la desocupación influye en términos negativos
en la sociedad, pero afecta más a la particularidad de
la familia.
Esta es la primera variable que utiliza el capital para capear
su crisis, que oculta como herramienta de ajuste, pero que instala
en la sociedad como un nuevo demonio, como un renovado miedo:
herramienta de control social llena de chantajes -de que le
puede tocar a cualquiera, de ojos invisibles te observan, el
trabajo se vuelve precario, volátil. El propio gobierno
propaga y amplifica el fenómeno como cosa coyuntural,
oculta, como vocero del capital que es, que esta barbaridad
es estructural y sin solución.
Antes de entrar en tema de lleno sobre el impacto psicosocial
que ocasiona la desocupación sobre la sociedad repasemos
someramente la otra variable: el salario.
Desde que hablan del fin de las ideologías nadie cita
a Carlos Marx, ni tan siquiera a Don Adams Smith. Se hacen referencias,
solo, a gurues locales contemporáneos, reconvertidos
o repetidores. Ninguna originalidad, ni hablemos de la oposición
*llena de arrepentidos*. En los sindicatos se habla al voleo
del salario. Ni lo nombren ¿Cuestión olvidada?
Hablemos
nosotros y digamos como dijeron los clásicos y apelando
a las fuentes: El salario es lo que nos pagan por nuestra fuerza
de trabajo ó, también podemos decir, que es el
precio del trabajo que realizamos y pactamos antes de hacerlo.
Se puede ampliar diciendo: El salario es la cantidad de dinero
que el patrón paga para un determinado trabajo o por
la ejecución de una tarea determinada.
Esta es la definición del salario y no otra cosa en el
mundo capitalista. La disminución de ese precio pactado
es la otra variable a la que se apela.
Historiemos
un poco el salario y no nos vayamos muy lejos
La
economía argentina comenzó a sufrir un profundo
deterioro hacia mediados de los sesenta, como ya lo dije más
arriba. La caída salarial y en general del ingreso familiar
ha sido pronunciada. Veamos un poco.
El
promedio salarial que era uno de los más altos de los
últimos 20 años en l974, comienza a descender
en l975 y sufre una caída vertical a partir l976 de más
del 40%, que no vuelve recuperarse, sino que vuelve a caer en1989.
La caída de los salarios no se produjo de igual forma
en todos los sectores, ni para todas las categorías de
asalariados, sino que fueron afectados los trabajadores de baja
calificación, los ocupados en el sector público
y en las ramas industriales menos dinámicas.
La participación del salario en el PBI (Producto Bruto
Interno), alcanzó en l989 su valor más bajo en
los últimos 50 años.
Repetimos:
La disminución de ese precio pactado es la variable para
que al capitalista le cierren las cuentas ante la crisis. ¿Porque?
Porque el salario atrasado, mal pago, es la subvención
que el trabajador otorga al patrón -de prepo-, que pasa
a engordar sus arcas. El patrón, por el contrario, no
se desprende de ningún bien. El defasaje de este mal
pago por la fuerza del trabajo que el obrero genera, es una
inmensa transferencia de dinero que va desde el bolsillo del
asalariado al bolsillo del patrón, sea estatal o privado,
en este caso es lo mismo, ya que se ha privatizado lo público.
Aquí, otra explicación de porque aumentando el
PBI la pobreza y la desocupación crecen y los ricos engordan
cada día más. El reparto del la torta del PBI
es desigual.
El
achicamiento de la porción del PBI (que le toca a los
trabajadores), la caída generalizada pero desigual de
los ingresos, y creciente dispersión, donde el mercado
del trabajo se segmenta y se vuelve excluyente, más las
fuertes modificaciones en el papel del Estado, dan como resultado
una sociedad que se reestructura, que cambia, en el contexto
de un país que se empobrece hora a hora.
Baste
decir que el conjunto de los trabajadores perdió en la
última décadas alrededor de un 40% del valor de
sus ingresos. Entre otros datos, se puede mencionar que en el
Gran Buenos Aires, entre l980 y l990 la pobreza creció
un 67%. En este grupo se destaca un grupo, el de los ex-integrantes
de la clase media que ingresan al *territorio de la pobreza*.
Los nuevos pobres se acrecentaron en un 33%. Este crecimiento
hace retroceder más a los pobres estructurales, a los
que arroja por debajo de la línea de pobreza. Es decir,
los hace más pobres. En el mercado de la pobreza se establece
una disputa feroz por el mendrugo.
¿Que
se ve y se aprecia en más de una oportunidad? La pelea
entre pobres. ¡La riña entre los miserables!
La
Crónica policial da cuenta de un asalto en la pizzería
ubicada en Córdoba y Pueyrredón. ¡Dame la
guita carajo! Esto fue todo lo que dijo Claudio mientras le
apuntaba al cajero. Agarró los 200 pesos de la caja,
un par de relojes y anillos de los clientes de la parrilla y
salió corriendo. Su velocidad no fue suficiente porque
Walter y Adrián lo alcanzaron y lo mataron en tres minutos.
Después se supo que el arma de Claudio (24 años)
era de juguete, que Walter (26 años) era el cocinero
y que Adrián (24 años) era el mozo. El forense
no tuvo dudas: *La muerte fue por asfixia por estrangulamiento
manual* El estallido social a nivel celular. ¿Es el anuncio
de la implosión social? Es la pelea descarnada entre
el desocupado y el ocupado; dos seres no escuchados. Uno mata
al otro, porque este otro asaltó su lugar de trabajo
-donde también habita el patrón de ojo largo-,
y trató de llevarse parte de su esfuerzo laboral o plusvalía.
¿La masificación de la pobreza tiene una clara
tendencia esquizofrénica que desemboca en un estrangulamiento?
¡Ah! Víctor Hugo, que tema para tu pluma. Los Jean
Val Jan de esta sociedad inmoral y que concentrada su riqueza
y la multiplican por minutos. Resultado: Por 200 mangos, un
estrangulado, otro en cana por estrangulador. Un desocupado
estrangulado que no tiene guita ni para una bala y un estrangulador,
también pobre, lleno de desesperación por conservar
el salario y las sobras de la parrilla.
En
Entre Ríos, un desocupado degüella a sus tres hijas,
luego se suicida, dice secamente el Canal 13 el 9/6/97.
Eusebio
Fernández fue otro que no tuvo velocidad para escapar
el 1º de junio de l989 en Quilmes. Eusebio fue uno de las
más de 100 personas que se habían arrojado sobre
un almacén. Tiempos de hiperinflación, la crisis
social estallaba en forma de saqueos en las góndolas
Siete años se tomó la Justicia, pero finalmente
esta, al fin, semana que termina el 21/6/97, lo absolvió
porque existía un *un estado de necesidad justificante*:
el hambre. Fallo que llega justo en el momento de una crisis
social. Ya no hay hiperinflación sino el desempleo, no
hay saqueos sino cortes de ruta. Las similitudes son muchas.
La explotación descarnada del capital continúa.
El
informe policial asegura que el chico tenía a resguardo
el botín alimenticio en su poder en el momento de su
detención: una bolsa de lenteja. Eusebio tenía
por esos días 23 años. Se trata de hurto famélico-,
explicó el constitucionalista Raúl Zaffaroni.
Sin explicar las causales del hurto famélico.
Alfonsín
y su gobierno, igual que ahora culparon a los infiltrados. Eusebio
no era el único influido por los infiltrados. Centenares
de hambrientos tomaban lo que podían en góndolas
de Rosario, Tucumán, Córdoba, el conurbano, La
Plata, Mendoza y Capital Federal, el hambre cruzaba la General
Paz. En solo un día en Rosario y sus alrededores hubo
800 detenidos, 67 heridos y cuatro muertos. Mientras, Alfonsín
y Menem se reunían presurosos para ver como apagaban
la crisis.
* Juan Carlos Cena: Fue Secretario General del Personal Técnico
de Ferrocarriles Argentinos, Organismo Central por dos mandatos
(1984 – 1989)
Libros sobre Movimiento Obrero: El Cordobazo una rebelión
popular / Ferroviarios Sinfonía de Acero y Lucha y numerosos
trabajos de investigación.
Historia Viva de la Resistencia Peronista – 2016.
Publicado
por primera vez: domingo 30 de diciembre del 2003
Caracteres:
9963
DESAPARECIDO
SOCIAL: PARTE
I / PARTE
II / PARTE
III